Ah, el amor. Esa sensación maravillosa que te hace soñar, suspirar y, a menudo… beber. ¿Qué mejor manera de celebrarlo que con un buen brindis?
El Día de los Enamorados está a la vuelta de la esquina, la ocasión ideal para disfrutar de una bonita cena romántica con tu media naranja. Y si tu media naranja no es el vino (aunque nos cuesta creerlo), ningún problema: la botella deberá estar también presente en la mesa, porque con la primera copa ocurre la magia.
Te presentamos las mejores marcas para degustar en la noche romántica por excelencia. “Love is in the air”, pero están todas aquí.
El espumoso que abre todos los bailes
El comienzo es lo más importante: con la copa adecuada, sabrás enseguida si va a ser una velada para el recuerdo o no. Y un vino espumoso es siempre una promesa de amor, por eso lo hemos elegido para dar comienzo a la velada. Si lo que buscas es la frescura y la sutileza de las burbujas sin mostrar aún todas tus cartas, el '900 Gran Giordano Brut es la elección correcta: intenso y afrutado pero muy equilibrado para empezar bien (y terminar aún mejor). Si, por el contrario, tu intención es impresionar desde el principio, elige un Blanc de Blancs Millesimato y disfruta de sus maravillosos reflejos dorados. Con este espumoso, disfrutarás de una velada elegante desde el primer sorbo.
Tinto, color rojo pasión
Si hay un color que es sinónimo del Día de los Enamorados, ese es sin duda el rojo. Pero para crear una atmósfera íntima y sugerente ideal, no vale cualquier vino. Deja en la bodega los taninos agresivos y los vinos de gran acidez y opta mejor por los vinos de sabor suave, taninos aterciopelados y de graduación moderada pero no excesiva (porque hay que hacer que el alma entre en calor…). El rey en este sentido es sin duda el Amarone della Valpolicella, un excelente clásico del Véneto muy estructurado. Suntuoso, con aromas de fruta madura y abrumadoras notas especiadas: éxito garantizado. Si lo que buscas son los sabores potentes, el Barolo Riserva te dará lo que necesitas con su paleta aromática única, sus taninos suaves y su carácter envolvente que guiará toda la velada. Por lo general, son características que se pueden encontrar fácilmente en los vinos del sur, como por ejemplo el Appassimento Rosso Puglia o el Primitivo di Manduria.
El blanco que te conquistará
La elegancia no está en el agua, sino en el vino (blanco, para ser más precisos). Si tu San Valentín está lleno de velas, rosas rojas y con música de Louis Armstrong de fondo, estos vinos te enamorarán. El as en la manga podría ser un buen Müller Thurgau , con sus inconfundibles notas florales y afrutadas, típicas de los vinos del Trentino o un aromático Chardonnay de Salento, de sabor intenso y cuerpo sedoso, la clave para despertar el romanticismo que llevas dentro. Siguiendo en el sur, el embriagador Bianco Terre Siciliane es lo que necesitas si tanto tú como tu pareja amáis los sabores mediterráneos, frescos y potentes, que no dejan a nadie indiferente. Desde notas de fruta, principalmente melocotón y albaricoque, hasta toques de hierbas aromáticas: aquí no falta de nada.
El círculo que se cierra
Y si has llegado hasta aquí y aún te queda sitio para otra copa, te mereces (o, mejor dicho, os merecéis) la gran final. Volvemos a los espumosos, pero esta vez por todo lo alto: un Moscato Spumante Oro para acompañar los postres o un Spumante Rosé Millesimato, que destaca por su color atractivo y persuasivo. Tú eliges: no te equivocarás con ninguno.